martes, 14 de marzo de 2017

Ruta puente Olvidado (Parte II)

He llegado a las tierras que trabajó padre. Está todo cercado. Me cuesta situarme y reencontrar las referencias que permanecen nebulosas en mi recuerdo.
Pregunto a unos hombres que veo llevando vacas si conocen la casa de Paulino el "menguas".
"¿Que tú eres el muchacho del menguas?", dice gritando el hombre más mayor mirándome de arriba abajo, "espera que llame a mi Juliana que te vea... ¡coño!, no se lo va a creel; se aleja presuroso y, de improviso, se vuelve bruscamente gritando: "¡echa un ojo a la casa de tu padre que es esa de ahí donde guardamos las vacas!"
Señala en mi espalda; me vuelvo y veo la edificación que fue mi hogar, muy abandonada, pero con la estructura tal cual la recordaba.
Me quedo mirando...
desde esa casa, mi hermana y yo salíamos todas las mañanas a las 7:30 hacia el pueblo, por el camino que utilizaba padre para salir con las bestias a labrar los olivos. Nosotros lo abandonábamos en la segunda curva, tomando una vereda de cabras a la izquierda del mismo, que pronto remontaba hacia el pueblo por la rivera izquierda de la garganta, andando nosotros a contracorriente.
Caminábamos rodeados de robles y, acariciando nuestras pantorrillas los frondosos helechos protagonistas del sotobosque de la comarca, que tan marcado quedó siempre en mi recuerdo unido al día que decidimos bajar al "puente olvidado".
- "Pedro, padre nos tiene dicho que no pasemos por ahí"
- "Hermana, vamos y verás como viene de cargada la garganta, después de las lluvias"
Subimos por el sendero embarrado y nos tumbamos en la plataforma superior,apoyándonos en el borde descarnado donde debía estar el pretil. ¿ves hermana que espectacular; como bajan las aguas? mira la profundidad debajo del puente, debe ser de tres metros, por lo menos.
El giro de mi hermana bajando la cabeza; el desgarro de un sillar debajo de ella y la caída de su cuerpo por el aire, son la pesadilla que permanece en mi pensamiento.
Mi padre determinó que debía estudiar fuera del pueblo a principios de los años 50.
Primero Plasencia y Salamanca fueron mis destinos en los siguientes 9 años; l
a Barreiros, la Chrysler, la Renault y actualmente la Matra, fueron mis siguientes destinos.
Madre me dice que padre estaba muy orgulloso de su hijo Ingeniero Industrial. Dejó su cayado en la base del arco del puente de la rivera izquierda, dos días antes de echarse en su cama, para ya no levantarse por su pie.
Una voz fuerte a mi espalda rompe el pensamiento: "¡Pero si es Pedrito, mi Pedrito!, ven pacá muchacho; ¡pero si estás hecho un mozo! Eso sí, estás escuchimizao, ¿es que no tiès pa comer? ¿pa cuanto estás por aquí? ¿te quedarás a comer? tengo las sopas de tomate que tanto tan gustao siempre... 
-"Gracias Juana, de verdad; voy a comer con mi madre al pueblo"
----------------------------
Conoce lugares de experiencias en Extremadura.
Turismo guiado y senderismo interpretado, con la sensibilidad de una empresa familiar extremeña: contacta con Conyegar.